sábado, 4 de octubre de 2014

Recordando al Padre Ángel,Diálogo ficticios con los jóvenes de Almadén (I)

El Padre Ángel, sacerdote joven, estaba reunido, en su recién estrenada parroquia de Almadén, con un buen grupo de jóvenes. Les había leído algunos pasajes del profeta y mártir Jeremías, natural de un pueblecito, Anator, cerca de Jerusalén, nacido hacia el año 650 a.d.C. El Señor le exigió no casarse. No le agradaba el mensaje que Dios le mandaba predicar. Eran momentos difíciles para su pueblo, Israel. Jerusalén había sido conquistada y la gran mayoría de los israelitas desterrados a Babilonia.
Un joven le preguntó:
¿Qué es un profeta y qué es un mártir?
Profeta es aquel que anuncia la palabra de Dios, que dice lo que él escucha en el silencio. Y como lo que predica se contrapone a lo que la gente desea escuchar, la mayoría de las veces terminan siendo mártires, asesinados por ser fieles a Dios. Mártir significa testigo.
¿Sienten miedo los profetas y más los mártires, padre Ángel?
El miedo es inherente a la condición humana, todas las personas sentimos miedo. Unos a unas cosas, otros a otras. A Jeremías se le rompía el corazón al tener que predicar en contra de la opinión pública. Fijaos. El rey Josías (640-609 a.d.C.) llenó de esperanzas al pueblo. Este rey había traído paz, pero se enfrentó al faraón Nacao que iba de camino en ayuda de Asiria (609) y fue muerto en Meguido. A uno de los hijos de Josías, Joacar, se lo llevó a Egipto y a otro, Joaquín (2 Rey 23,33-35) lo puso de rey. ¿Qué ocurrió? Pues que el rey Joaquín, tras la victoria de Nabucodonosor sobre el faraón egipcio en Carquesis se alegró. Pero siete años después, muerto el rey Joaquín, Nabucodonosor sitió Jerusalén y la conquistó y destruyó el Templo, lo más sagrado para Israel y los llevó cautivos a Babilonia, como ya sabéis.
Ante la victoria de Nabucodonosor en Carquemis, Jeremías anuncia al rey Joaquín y al pueblo, que se sometan al rey de Babilonia. El rey no acepta el mensaje del profeta Jeremías y además lo persigue.
Ya veis, hay que ser muy valiente para levantarse contra la opinión de los gobernantes y del pueblo que les sigue.
¡Es que es mejor no meterse en jaleos!
Si tú vas con tu madre o novia por la calle y empiezan a meterse con ellas… ¿Seguirías adelante y no te “meterías” en jaleos? Para los profetas, como debe ser para los cristianos, la Palabra de Dios, el Evangelio, debe estar por encima de miedos. Los profetas sienten un impulso al que no pueden resistirse, aunque no les guste lo que deben anunciar, pues correrán el riesgo de sufrir burlas, desprecios e incluso la muerte.
Pero tanto el profeta, como el mártir, se sentirá seguro porque saben que Dios le apoya. ¿No es así?
Sí lo saben, pero la presión de la sociedad y el miedo son tan fuertes que, muchas veces, se sienten solos, abandonados incluso por Dios. Recordar que Cristo en el Huerto de los Olivos sintió miedo y soledad, aunque los venció.

Jeremías fue llamado por Dios a profetizar. A Jeremías no le gustaba, incluso le pone la excusa a Dios de que no sabe hablar. “No digas que eres un niño, porque irás a donde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene” (Jer 1, 4-7).
(Continuará)

De "Shemá Especial Leer y Meditar 3."

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