domingo, 22 de agosto de 2010

MEMORIA AGRADECIDA

La web del Obispado de Ciudad Real, en la página "Con vosotros" `publica hoy 22 de agosto el siguiente comentario del que es autor D.Francisco del Campo Real, Delegado para la Causa de los Santos del Obispado, y que por su interés y autorizados por el autor, reproducimos en nuestro Blog.

Memoria agradecida

En el 74 aniversario del martirio del que fuera Obispo prior de nuestra Diócesis, el Beato Narciso Estenaga

Por Francisco del Campo Real. Delegado Diocesano para las Causas de los Santos

Hoy, día 22 de agosto, fiesta de la Octava de nuestra Señora, la Santísima Virgen del Prado, se cumplen los 74 años del martirio de D. Narciso de Estenaga y Echevarría, obispo de Ciudad Real y Prior de las Órdenes Militares y del sacerdote D. Julio Melgar Salgado, su secretario. Con la solemne beatificación de 498 mártires del siglo XX en Roma, el 28 de octubre del año 2007, la Iglesia reconocía el martirio de los siervos de Dios Narciso y diez compañeros de nuestra diócesis: cuatro sacerdotes diocesanos, cinco religiosos del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y un laico, obrero en la Red Nacional de Ferrocarriles.
El beato Narciso y compañeros son de plena actualidad y la memoria histórica vinculada a nuestra tierra es una herencia que no se debe perder y que se ha de transmitir por un perenne deber de gratitud y renovado propósito de imitación. Sí, la memoria histórica es verdaderamente una “marcha más” en la vida, porque sin memoria no hay futuro.
Una vez se decía que la historia es maestra de vida. La actual cultura consumista tiende, en cambio, a aplanar al hombre en el presente, a hacer que pierda el sentido del pasado, de la historia; pero, actuando así, le priva también de la capacidad de comprenderse a sí mismo, de percibir los problemas y de construir el mañana (…);” el cristiano es alguien que tiene buena memoria, que ama la historia y procura conocerla (Benedicto XVI, 4 de julio 2010).
La memoria de nuestros mártires nos facilita redescubrir algunas cosas que valen siempre, que son perennes, por ejemplo nos interrogan acerca de la valentía y de la humildad de nuestra fe; y, por lo mismo, denuncian sin palabras los acomodos y componendas a que podemos someter la altísima relevancia de la fe.
Benedicto XVI dijo el domingo 28 de octubre del año 2007 después de rezar el Ángelus: “Damos gracias a Dios por el gran don de estos testigos heroicos de la fe que, movidos exclusivamente por su amor a Cristo, pagaron con su sangre su fidelidad a Él y a la Iglesia. Con su testimonio iluminan nuestro camino espiritual hacia la santidad, y nos alientan a entregar nuestras vidas como ofrenda de amor a Dios y a los hermanos”.
Y, nuestro obispo D. Antonio Algora, en la Misa de acción de gracias, de ese mismo año, vehementemente nos recordó: “La beatificación de nuestros mártires es una llamada clara y explícita del Señor a la renovación de su Iglesia: Si la beatificación de nuestros mártires no es ocasión para mejorar sensiblemente la vida cristiana, habremos dejado escapar una llamada clara y explícita del señor a la renovación de su Iglesia”.
Necesitamos ejemplos recientes, contemporáneos, actuales de que es posible ser fieles al Señor en medio de las dificultades. Sobre todo, cuando se oyen demasiadas referencias a cualquier adversidad como si fueran poco menos que impedimentos para ser auténticos discípulos de Cristo y verdaderos apóstoles de nuestro tiempo.
Demos gracias a Dios porque nos ha regalado frutos muy selectos que nos hablan de la madurez de nuestra Iglesia diocesana que tiene la mirada puesta en los santos.

sábado, 14 de agosto de 2010

San Maximilano María Kobe

Hoy 14 de agosto la Iglesia nos recuerda un mártir......del siglo XX pero que más parece una figura de cuando los romanos. Nació en 1894 en Polonia. Franciscano. Misionero en Japón. Fundador de la "Milicia de María Inmaculada". Durante la dominación nazi de Polonia es detenido y encarcelado en varios de los campos de concentración. En el famoso Auschwitz es donde llega al paroxismo del amor. Enterado de que un paisano suyo, sargento y padre de familia es condenado a muerte ofrece su vida en holocausto de caridad por la libertad del sargento. Y es sacrificado el 14 de agosto de 1941. Fue beatificado en 1971 en presencia de Francisco Gajowniczek, por quien el beato había realizado el acto supremo de ofrecer su vida y el 10 de octubre de 1982, Juan Pablo II lo canonizó. ¡¡¡ Pedazo de MARTIR !! ¡¡ Vaya con el siglo XX, qué cosecha de mártires!
Y ¿cómo los nazis respetaron el acuerdo y con él la vida de Francisco...? Bueno, esa es la historia pequeña... La GRANDE y lo verdaderamente sublime fue el acto de AMOR al prójimo de Maximiliano....¡ Pedazo de SANTO...!

lunes, 2 de agosto de 2010

¿No nos bastan los santos canonizados hasta ahora?

Esta es una pregunta que nos hemos hecho o hemos oído numerosas veces. Francisco del Campo Real publicó esta contestación que ahora reproducimos, por considerar oportuno el tema.

¿NO NOS BASTAN LOS SANTOS CANONIZADOS HASTA AHORA?
Muchos se dicen: “Son ya muchos los santos canonizados ¿No nos bastan los santos canonizados hasta ahora?. Es la misma pregunta que no hace mucho hicieron al Cardenal Saraiva Martín, que presidía no hace mucho la Congregación de las Causas de los Santos, y que recoge la Revista Palabra ,n. 460-461.
" Quien contestara afirmativamente o simplemente pusiera en duda la cuestión demostraría que considera la cuestión desde un punto vista demasiado a ras de suelo, valorando una canonización por la utilidad que supone para nosotros. Al proclamar la santidad de sus miembros, la Iglesia propone ante todo la gloria a Dios; cada canonización es un acto de alabanza a la Trinidad Santísima que, desde luego lleva consigo una lluvia de gracias sobre nosotros".
Vale la pena escuchar la voz del Papa Juan Pablo II que, en muchas ocasiones, ha respondido directamente a quien se pregunta si no habrá aumentado en exceso el número de las beatificaciones y canonizaciones. Así, por citar un solo ejemplo, el 13de junio de 1994 dijo: «Se oye a veces que actualmente son demasiadas las beatificaciones Pero esto, además de ser un reflejo de la realidad, que por la gracia de Dios es la que es, corresponde al deseo expreso del Concilio Vaticano II. El Evangelio se ha extendido por todo el mundo y su mensaje ha echado unas raíces tan profundas que precisamente el número elevado de beatificaciones refleja de manera viva la acción del Espíritu Santo: la vitalidad que de Él brota en el campo más esencial para la Iglesia, que es precisamente la santidad».
Y añade el Cardenal Saraiva la siguiente reflexión: “Si el número de los cristianos que han vivido santamente se redujese a los que han sido canonizados o proclamados beatos nos veríamos obligados a reconocer el fracaso de la Iglesia en el cumplimiento de su misión. Por fortuna, no es así, puesto que en ninguna época han faltado los santos, que constituyen una multitud innumerable, y por eso precisamente celebramos su conmemoración en la solemnidad de Todos los Santos”.
En la Iglesia una y única, quienes peregrinamos en esta tierra nos sabemos unidos vitalmente con aquellos hermanos nuestros fallecidos en el Señor que han alcanzado ya la gloria eterna o, purificándose, aguardan su entrada en el Cielo. Nos sentimos en comunión con ellos y, como leemos en el capítulo VII de la Constitución Lumen gentium, «por su unión íntima con Cristo, los bienaventurados consolidan en la santidad a toda la Iglesia, ennoblecen el culto que ésta tributa a Dios aquí en la tierra y contribuyen de muchas maneras a su edificación."