martes, 10 de enero de 2012

San Juan de Ribera: La Santidad en la Función Pública


 Pues sí, el ejercicio de la función publica, el ocuparse del gobierno de la sociedad civil, también ha proporcionado Santos. En este caso de San Juan de Ribera fue el más difícil todavía pues ejerció el poder público al mismo tiempo que gobernaba en su calidad de Arzobispo, la Archidiócesis de Valencia. Y así fue Arzobispo, Capitán General y Virrey, nada menos.

Nuestro ejemplo nació en Sevilla en 1532, en una familia muy bien acomodada en la que lucían varios títulos nobiliarios. Pero ello no impidió que su piedad diera lugar a una vocación sacerdotal tan sólida y bien cimentada que le llevó a que a los 30 años fuera nombrado Obispo de Badajoz. De allí pasó a Valencia, y eran tantos los méritos apreciados en su formación que además de ejercer el gobierno de la Diócesis, fue nombrado Canciller de la Universidad, Capitán General, Presidente de la Audiencia y Virrey. No todo iban a ser triunfos. Sufrió con el revés que le supuso que el Rey no accediera a suprimir el decreto de expulsión de los moriscos que quedaban en España, a los que él defendía por tener derecho a permanecer en la tierra en que habían nacido.
En Valencia celebró siete sínodos parroquiales y llevó a cabo una extraordinaria labor de evangelización, que como se cita al principio compaginó con el recto y justo gobierno de la sociedad civil.  Escribió numerosas obras. Murió en Valencia en 1611 y en la capital valenciana dejó su huella al crear el Seminario popularmente llamado "El Patriarca". El Papa San PíoV dijo de él que era "lumen totius Hispaniae", "lumbrera de toda España". Su celebración se lleva a cabo el 14 de enero. Buena ocasión para pedirle protección para todos aquellos que de una u otra manera se ocupan de los negocios públicos y de los espirituales.

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