viernes, 12 de septiembre de 2014

Diálogo ficticio del Padre Ángel con su ejecutor ( y 3)

DIALOGO FICTICIO DEL PADRE ANGEL CON SU EJECUTOR (3)
    Usted representa el papel que han escrito otros.

    ¿Y los curas no?
    Los curas, como los buenos cristianos, intentamos vivir la vida que Dios ha pensado para cada uno de nosotros. No somos actores ni nos ajustamos a ningún guion que haya escrito ningún hombre, ningún partido, ninguna ideología. Aun habiendo salido de las manos de Dios, aun siendo criaturas suyas, gozamos de total libertad, de tal libertad que le podemos injuriar miles de veces, rechazarle, revelarnos contra Él y al mínimo arrepentimiento Él viene y nos abraza como si saliéramos de nuevas de sus manos. ¿Usted, su partido, son así de indulgentes? ¿Dan esa libertad a sus camaradas? Dios quiere hijos, no súbditos y un padre siempre quiere lo mejor para sus hijos y siempre termina perdonándolos. ¡Donde no hay libertad no hay amor y sí esclavitud!
    ¡Los sacrificios de hoy son necesarios para la sociedad justa de mañana!
    Vaya, nos acusan a los curas de que engañamos predicando que los sacrificios y padecimientos que sufrimos en la tierra nos lo compensará Dios en el Cielo y resulta que usted dice lo mismo con el agravante de que los que se sacrifica aquí en la tierra hoy no gozarán nada en el futuro, porque no creen en la Vida Eterna y si algunos les dice que él no quiere sacrificarse por los que gozarán de sus sacrificios dentro de 20 o 40 años, ¿los fusilan? Los curas ofrecemos la vida eterna a los que se esfuerzan aquí en la tierra por hacer un mundo mejor, usted no les ofrece nada.


  • ¡La vida eterna es una quimera! ¡Es una farsa! ¿Qué muerto ha venido a decir que es verdad?
    Jesucristo resucitó. Pero, aun rechazándolo, ¿quién les garantiza a los que ahora se sacrifican en pro de una sociedad diseñada por ustedes, que eso será verdad en el futuro? Si usted no cree en lo que pasó en el pasado teniendo documentos que lo acreditan, ¿cómo puede creer lo que será en el futuro? El pasado está escrito, el futuro está por escribir. ¿No creen en el Paraíso creado por ¨Dios, no creen en lo predicado y hecho por Jesucristo que se ofreció para salvarnos; y creen en un paraíso que ustedes van a crear humillando y asesinando? Los paraísos se crean amando, no matando.
    ¡Los paraísos se crean arrancando de cuajo, de raíz, la mala hierba! ¡Y los curas son de la peor clase!
    ¡Ustedes el trigo y nosotros la cizaña! Jesús dijo a los suyos que las dejaran crecer juntas, que ya llegaría el juicio final, tiempo de separarlos. ¿Qué hombre puede decir, sin error, qué hombres son trigo y qué hombres son cizaña? Para usted son cizaña los que no piensan como usted piensa. Para ellos la cizaña es usted. ¿Tienen derecho a asesinarlo?
    Ustedes no han hecho nada por la sociedad. Hay hambre mientras otros no tiene para comer. ¿Le parece justo?
    Me parece tan injusto como puede parecerle a usted o quizás más.
    ¿Por qué más?
    Porque en los que sufren y pasan hambre yo veo además de una persona, a Cristo sufriendo y pasando hambre y usted sólo ve a un hombre. Yo veo las dos caras de cada persona, usted sólo ve una. Yo lanzo mensajes evangélicos de paz, dignidad y de amor; usted, con pistola en mano, lanza mítines y eslóganes con palabras que son ácido corrosivo.
    Me observa usted igual que un ave carroñera lo haría con su presa. ¿Crees que me vas a doblegar por tu mirada amenazante? Los hombres pueden matar el Cuerpo, pero no el alma. Todo el hombre entero es de Dios, pero el alma en especial. Psicológico y físicamente me podrás arruinar, triturar como lo hace la piedra del molino con la aceituna, pero mi fidelidad a Cristo… “¡Todo lo puedo en Aquel que me conforta!”

  • ¿Te sientes ave apresada por mí? No me importa que me llames “ave carroñera” con tal que pueda limpiar la sociedad de aves-curas. Y sin más descargó un puñetazo sobre la mejilla izquierda del Padre Ángel, a la vez que decía con sorna:
    ¡Se valiente y ofréceselo a tu Dios!
    El Padre Ángel le miró con tierna tristeza y de sus ojos salían lágrimas. El ave carroñera picoteaba a su presa como los buitres picotean al ave caída y herida.

    Ya ha empezado usted a asesinarme.

    ¡Qué lástima! Podrías ser un buen camarada si colgaras la sotana y te liberases del opio religioso que te metieron en el seminario.
    ¿Liberarme? Me siento libre. ¿Quiere que me apartarte de Dios, de Cristo, de la Iglesia… para esclavizarme con una ideología que para imponerse asesina?

    ¡Vas a morir en un par de horas!
    ¡Lo sé! Pero no le temo a la muerte. Amo la vida, soy joven, no soy santo, no me vais a dejar tiempo para serlo. Pero moriré, con la gracia de Dios, sin amargura y espero que perdonando como Cristo. La vida es hermosa, pero… a veces es como esas pompas de jabón, que se revientan y se convierten en diminutas formas deslumbrantes, como arco iris en diminuto. Le pido a Dios que os perdone pues el mío ya lo tenéis de todo corazón.
  • Y en voz baja comenzó a recitar:
    Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa bondad lava mis culpas… Hazme sentir el gozo y la alegría, y exultarán mis huesos quebrantados…Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, renuévame por dentro con un espíritu inquebrantable; Líbrame de la muerte eterna, Dios, Salvador mío…
    Y antes de recibir los disparos, sus labios seguían recitando salmos:
    Qué alegría cuando me dijeron,vamos a la casa del Señor.
    Ya están pisando nuestros pies,tus umbrales, Jerusalén…”
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