jueves, 13 de noviembre de 2014

MÁRTIRES (2) El martirio (I)


Esto escribió el Papa San Juan Pablo II en 1994 en la Carta Apostólica publicada con ocasión del Jubileo del año 2000.

En nuestro siglo han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos, casi milicia desconocida, de la gran causa de Dios. En la medida de lo posible no deben perderse en la Iglesia sus testimonios. Es preciso que las Iglesias locales hagan todo lo posible por no perder el recuerdo de quienes han sufrido el martirio, recogiendo para ello la documentación necesaria. Esto ha de tener un sentido y una elocuencia ecuménica.

EI Papa proclama con más fuerza lo declarado por El ya en otras ocasiones, como en la Encíclica "Veritatis Splendor (n.90-94),donde subraya que “los mártires marcan el paso de la vida de la Iglesia”.

El Catecismo de la Iglesia Católica reafirma el martirio como "testimonio supremo dado por la virtud de la fe; el mártir es un testigo hasta con la muerte. Da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad" (n.2473).

El martirio, considerado en su aspecto teológico, no es fruto de una decisión del hombre, sino acción de la gracia, en el sentido de que no depende únicamente de la fuerza humana.

Es mártir el elegido llamado a dar la prueba suprema de su amor a Cristo.

Dios llama a todos al testimonio, pero reserva sólo a algunos para dar testimonio de El públicamente.

Así pues, la gracia no es sólo invitación, sino impregna la acción misma del testimonio.

Todo cristiano escogido para este acto supremo obedece enteramente a la acción del Espíritu Santo, sufre la prueba sin prestar atención a los padecimientos que laceran su cuerpo, pues vive ya en la dimensión divina: "Muchos de los nuestros - afirma Orígenes -, aun sabiendo que confesándose fieles cristianos habrían sido sacrificados...han desestimado la vida y han escogido voluntariamente la muerte por la vida".

No hay comentarios: