Don
Julián Escobar, Vicario de la Parroquia de San Fernando de Madrid,
ha escrito este comentario asociado a la conmemoración de la Iglesia
el 6 de noviembre de los Mártires españoles del siglo XX
“
“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” “Yo no te
persigo a tí, Yahvé, persigo a los cristianos estos que quieren
hacerme creer que el Amor a Dios y al prójimo es la base del
progreso, de la felicidad y la paz de toda la Humanidad”. Y
Saulo quedó ciego ante la respuesta del judío Jesús, Resucitado de
entre los muertos: “Ellos son Yo. Y Yo soy ellos”...”Y un
cristiano, un perseguido tuyo, Ananías, te devolverá la vista y la
gracia de ser cristiano, hasta que tu cabeza caiga por la espada”
Muchos
cristianos pueden tener el sueño del martirio, pero ¿quién
superará la flaqueza del Getsemaní previo? Pero cuando el sueño se
convierte a la realidad, la humanidad se rinde a la gracia, el odio
al perdón, el miedo a la seguridad eterna, el enemigo al hermano
hijo de Dios.
Perpetuar
el mensaje de los mártires. No lo buscaron, pero no lo rehusaron. Si
hay que ser “trigo molido” por la rabia de corazones y mentes
obscurecidas “con temblor y
bastante miedo”,
los mártires, como Jesús, su Señor en el Huerto de los Olivos,
dicen :” “No se haga mi voluntad sino la tuya, Dios
Padre Misericordioso”. Y como
el mismo Jesús en sus últimos suspiros en la Cruz reclaman que no
se les tenga en cuenta ese pecado.
Solo
Dios y los mártires pueden legítimamente perdonar a sus propios
verdugos. El Papa Francisco ha dicho “¡Quién soy yo
para condenar a nadie?” ¿Quién
somos nosotros para condenar si Cristo no condena? ¿Quién somos
nosotros para perdonar si solo puede hacerlo Cristo?
Justificar
los martirios por “circunstancia” es igualar a los mártires con
sus verdugos. Solo los mártires, siguiendo el ejemplo de su Señor,
Jesucristo, pueden decir “ Por los méritos de mi
martirio le pido al Mártir de los Mártires, mi Señor Jesucristo
que no te tenga en cuenta tu pecado, el que cometiste por arrancarme
la vida que solo es propiedad de Dios”
.-o-O-o-.
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