En la edición en español de “L’Obsservatore Romano”, del domingo 25 de septiembre de 2011, con ocasión del primer aniversario de la proclamación como beato del teólogo inglés John Henry Newman apareció un artículo titulado “Doctor de la conciencia”. Lo firmaba Hermann Geissler.
El artículo ocupa dos páginas-seis columnas de apretada letra-y es, en síntesis, un tratado sobre la conciencia de la que el Beato Newman fue, como teólogo, un extraordinario especialista.
En el comienzo del texto se recuerda como el 20 de diciembre de 2010, el Papa Benedicto XVI se dirigía a la Curia romana y refiriéndose a Newman recordaba la actualidad de su concepción de la conciencia. “En el pensamiento moderno, dijo el Papa, la conciencia significa que en materia de moral y de religión, la dimensión subjetiva, el individuo, constituye la última instancia de la decisión”. Pues bien, la concepción que Newman tiene de la conciencia es diametralmente opuesta. Para el beato Newman “conciencia significa la capacidad de verdad del hombre, la capacidad de reconocer en los ámbitos decisivos de su existencia-moral y religión-una verdad. La Verdad”.
“La conciencia, la capacidad del hombre para reconocer la verdad, le impone al mismo tiempo el deber de encaminarse hacia la verdad, buscarla y someterse a ella, allí donde la encuentre. Conciencia es capacidad de verdad y obediencia en relación con la verdad que se muestra al hombre que busca con corazón abierto.” El beato Newman experimentó que “conciencia y verdad se sostienen y se iluminan recíprocamente: que la obediencia a la conciencia conduce a la obediencia a la verdad”.
Para él, la conciencia es el santuario en el que Dios se dirige personalmente a cada alma, es la Ley que el Creador ha impreso en la criatura racional. Esta Ley en cuanto es percibida por cada hombre se llama “conciencia” y aunque puede sufrir refracciones distintas al pasar a través de la inteligencia de cada ser humano, no por ello se resquebraja hasta el punto de perder su carácter de ley divina, sino que sigue manteniendo, como tal, el derecho a ser obedecida”
En resumen: para el hombre existen dos modalidades de conciencia: En la primera la conciencia es una especie de intuición hace lo que es oportuno, una tendencia que nos recomienda una cosa u otra. En la segunda es el eco de la voz de Dios. La primera vía no es la de la fe. La segunda es la de la fe.
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