El
Padre Ángel, sacerdote joven, estaba reunido, en su recién
estrenada parroquia de Almadén, con un buen grupo de jóvenes. Les
había leído algunos pasajes del profeta y mártir Jeremías,
natural de un pueblecito, Anator, cerca de Jerusalén, nacido hacia
el año 650 a.d.C. El Señor le exigió no casarse. No le agradaba el
mensaje que Dios le mandaba predicar. Eran momentos difíciles para
su pueblo, Israel. Jerusalén había sido conquistada y la gran
mayoría de los israelitas desterrados a Babilonia.
Un
joven le preguntó:
¿Qué
es un profeta y qué es un mártir?
Profeta
es aquel que anuncia la palabra de Dios, que dice lo que él escucha
en el silencio. Y como lo que predica se contrapone a lo que la gente
desea escuchar, la mayoría de las veces terminan siendo mártires,
asesinados por ser fieles a Dios. Mártir significa testigo.
¿Sienten
miedo los profetas y más los mártires, padre Ángel?
El
miedo es inherente a la condición humana, todas las personas
sentimos miedo. Unos a unas cosas, otros a otras. A Jeremías se le
rompía el corazón al tener que predicar en contra de la opinión
pública. Fijaos. El rey Josías (640-609 a.d.C.) llenó de
esperanzas al pueblo. Este rey había traído paz, pero se enfrentó
al faraón Nacao que iba de camino en ayuda de Asiria (609) y fue
muerto en Meguido. A uno de los hijos de Josías, Joacar, se lo llevó
a Egipto y a otro, Joaquín (2 Rey 23,33-35) lo puso de rey. ¿Qué
ocurrió? Pues que el rey Joaquín, tras la victoria de Nabucodonosor
sobre el faraón egipcio en Carquesis se alegró. Pero siete años
después, muerto el rey Joaquín, Nabucodonosor sitió Jerusalén y
la conquistó y destruyó el Templo, lo más sagrado para Israel y
los llevó cautivos a Babilonia, como ya sabéis.
Ante
la victoria de Nabucodonosor en Carquemis, Jeremías anuncia al rey
Joaquín y al pueblo, que se sometan al rey de Babilonia. El rey no
acepta el mensaje del profeta Jeremías y además lo persigue.
Ya
veis, hay que ser muy valiente para levantarse contra la opinión de
los gobernantes y del pueblo que les sigue.
¡Es
que es mejor no meterse en jaleos!
Si
tú vas con tu madre o novia por la calle y empiezan a meterse con
ellas… ¿Seguirías adelante y no te “meterías” en jaleos?
Para los profetas, como debe ser para los cristianos, la Palabra de
Dios, el Evangelio, debe estar por encima de miedos. Los profetas
sienten un impulso al que no pueden resistirse, aunque no les guste
lo que deben anunciar, pues correrán el riesgo de sufrir burlas,
desprecios e incluso la muerte.
Pero
tanto el profeta, como el mártir, se sentirá seguro porque saben
que Dios le apoya. ¿No es así?
Sí
lo saben, pero la presión de la sociedad y el miedo son tan fuertes
que, muchas veces, se sienten solos, abandonados incluso por Dios.
Recordar que Cristo en el Huerto de los Olivos sintió miedo y
soledad, aunque los venció.
Jeremías
fue llamado por Dios a profetizar. A Jeremías no le gustaba, incluso
le pone la excusa a Dios de que no sabe hablar. “No digas que eres
un niño, porque irás a donde yo te envíe y dirás todo lo que yo
te ordene” (Jer 1, 4-7).
(Continuará)
(Continuará)
De "Shemá Especial Leer y Meditar 3."
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