El Beato Lucas Belludi, murió en Padua el 17 de febrero de 1286, a los 86 años, y fue beatificado por Pío XI en 1927. Su encuentro con San Francisco en 1220, cuando este pasó por Padua fue determinante para orientar su vida hacia el sacerdocio. En 1227 coincidió con San Antonio, del que fue su discípulo y compañero inseparable asistiéndole hasta su muerte. Fue un hombre de gran cultura, profunda espiritualidad y famoso predicador. Dejó escritos sus propios sermones.
Este es un resumen de lo que acerca del Beato Lucas contiene en el mes de febrero actual, página 278, la edición de “Magnificat” que como muchos lectores saben, contiene mes a mes todas las lecturas litúrgicas de cada día, así como las de vísperas, maitines y en su ocasión, semblanzas de los santos en las fechas de su conmemoración.
No hay nada de sobresaliente en lo que dice sobre el Beato Lucas. Desde luego que profunda debió de ser la huella dejada en sus escritos y otras manifestaciones del paso de su vida terrena para que al cabo de 640 años la Iglesia reconociera su santidad.
Pero una frase me ha conducido a este comentario. Dice “Dejó escritos sus propios sermones”. Cuando se destaca como una característica propia de la vida del Beato debe de tratarse de un hecho poco habitual.
Pues bien, en la Causa de Beatificación que se instruye sobre los mártires habidos en la Diócesis de Ciudad Real durante la persecución religiosa en España del siglo XX, también figuran como documentos testimoniales cerca de treinta sermones escritos para diferentes ocasiones por el Siervo de Dios Ángel Muñoz de Morales Sánchez Cano, mártir incluido en esa Causa. Son documentos originales, autógrafos, y no se sabe sobre ellos si fueron leídos o si sirvieron de guión o pauta o si fueron memorizados en su integridad. Pero ahí están y el texto o parte de alguno de ellos ha sido publicado en la web www.mudemo.es.
Debe añadirse finalmente que el hecho de que del Beato Lucas y del Siervo de Dios Ángel se conserven sermones escritos autógrafos, no tiene otra significación que la de ser una curiosa coincidencia. Ojalá se aprecien en Ángel las mismas virtudes que sirvieron para elevar a los altares al Beato Lucas, aunque también desearíamos que el plazo para su reconocimiento fuera algo inferior al de aquél.
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