martes, 17 de enero de 2012

Dos mártires de Diocleciano

Cayo Aurelio Valerio Diocleciano, 245-316, fue un emperador Romano, que en el terreno civil y en el militar llevó a cabo numerosas reformas administrativas, algunas de las cuales robustecieron al Imperio. Pero tomó una decisión que le llevaría a ocupar en la historia un lugar destacado por su crueldad. Y ello fue que declaró obligatorio el culto a Júpiter y, claro, los cristianos no se sintieron obligados en conciencia a ello. Declaración y desobediencia dieron  lugar a una persecución cruel y sangrienta que terminó con la vida de muchos cristianos, muchos de ellos premiados con el reconocimiento de su martirio y elevados a la gloria de los altares.
Esta semana, el viernes 21 de enero,  la Iglesia conmemora el martirio en Roma bajo Diocleciano,  de Santa Inés, 291-304, que se atrevió a rechazar su matrimonio con el hijo del Prefecto de Roma por declararse amante únicamente de Cristo. Esa confesión fue suficiente para imponerla atroces torturas y sufrimientos hasta ser decapitada. Contaba tan solo 13 años de edad. Es la patrona de las adolescentes.
El domingo 23 de enero se recuerda a San Vicente Mártir. Este junto con San Esteban y San Lorenzo, forma el trío de diáconos mártires por causa de su fe en Cristo. No se sabe con certeza donde exactamente nació San Vicente, pero si que fue diacono de San Valero al que suplió en la predicación porque este padecía una deformación que le impedía expresarse con claridad. En esa actividad San Vicente se entregó de tal manera que cobró gran fama entre los habitantes de Valencia donde residía. En esa ciudad, también en el año 304, fue denunciado, apresado, terriblemente torturado y muerto sin que en ningún momento decayera su fe ni dejara de perdonar a quienes así le torturaban. Es Patrono de la Ciudad de Valencia.
He aquí los dos ejemplos propuestos para la admiración y devoción en esa segunda semana del Tiempo Ordinario.

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