¿En el siglo XX se produjo en España la más sangrienta persecución religiosa habida contra los miembros de la Iglesia Católica, desde la época del Imperio de Roma.
El martirio por odio a la Fe y por dar testimonio público de ella había dado comienzo con ocasión de la Revolución de 1934. Y en el mes de julio de 1936, hace 75 años, comenzó la etapa más sangrienta.
Algún estudioso de la época cifra en más de diez mil los mártires habidos en aquella época.
En la Diócesis de Ciudad Real según se lee en el libro “Mártires de Ciudad Real” (Edibesa 2007) del que es autor Francisco del Campo Real, Delegado Diocesano para la Causa de los Santos, se cifran los mártires en 205.
De ellos, el Obispo Narciso de Estenaga, cuatro sacerdotes diocesanos y un seglar, fueron beatificados el 28 de abril de 2006 al cabo de cinco años de iniciarse la Causa.
Anteriormente y durante el Pontificado del Beato Juan Pablo II, habían sido beatificados 37 religiosos de ambos sexos de diversas Congregaciones y se encuentran actualmente en Roma tramitándose los expedientes de otros 52 religiosos.
Por último, en el año 2000 se inicio la toma de datos biográficos de los 940 mártires de la provincia Eclesiástica de Toledo y Obispado de Ávila que constituyen la causa encabezada por el Obispo de Sigüenza-Guadalajara D. Eustaquio Nieto y Martín. La lista de todos ellos fue entregada en Roma al Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos en 2000 y el 9 de diciembre de 2003 se celebró el acto de apertura de la Causa de Canonización de esos mártires. En esos 940 están incluídos 110 de la Diócesis de Ciudad Real, desglosados en 84 sacerdotes del clero secular y 26 seglares. Y entre los sacerdotes figura el Siervo de Dios Ángel Muñoz de Morales Sánchez Cano.
En resumen, 89 sacerdotes, 89 religiosos/religiosas y 27 laicos. La lista completa de los 110 Siervos de Dios de la Diócesis de Ciudad Real, incluidos en la causa de 940 ya citada puede examinarse en el libro “Martirio en el corazón de la Mancha” (Edibesa 2009) del mismo autor citado anteriormente.
Aun cuando el número de los años transcurridos, 75, carece de cualquier significación que quiera dársele, es cierto, por otra parte que la misma Iglesia festeja y conmemora aniversarios que en muchas ocasiones sirven de recordatorio y actualizan hechos y acontecimientos notables sobre los que desea llamar la atención.
En el caso de nuestros mártires, muertos por odio a la fe y por dar testimonio de ella, el tiempo transcurre y salvo contadas excepciones, cada año se van hundiendo más en el silencio….No, no hay celebraciones de recuerdo…
Y no debe suponerse que se silencie el recuerdo por miedo ¿Por qué entonces?
En los libros que se han citado más arriba se incluyen comentarios del Cardenal Cañizares y de los Papas Beato Juan Pablo II y del Pontífice actual Benedicto XVI sobre el recuerdo que debemos a los mártires, que más que recomendaciones son verdaderos mandatos.
¿Perderemos definitivamente su memoria?
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