No parece oportuno de momento, entrar en el detalle del proceso que lleva a cabo la Iglesia, tanto en su nivel diocesano como ya en la Santa Sede, antes de la proclamación de la Santidad de una persona. Pero sí quiero llamar la atención, sobre algo cuya responsabilidad en cierta medida nos alcanza. Y es en la llamada Fama de Santidad o de Martirio. A estos efectos copio del Volumen 4 "Encuentros y Congresos" de la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española Madrid 2010" entre los comentarios relativos a la Instrucción que aprobada por el Papa Benedicto XVI en febrero de 2007 y dirigida a la Congregación para la Causa de los Santos, que en la primera parte de la Instrucción, pagina 327,se subraya "la necesidad de que exista, entre un número considerable de fieles, una sólida y auténtica fama de santidad o de martirio antes de que se inicie el proceso" . Más adelante, en la página 334 del mismo volumen se afirma que la fama de santidad y de martirio constituye un requisito indispensable, de modo que el procedimiento no debe ser iniciado si el postulador no ha presentado pruebas inconfundibles de que el Siervo de Dios cuya Causa se desea emprender, goza de una sólida fama de santidad o de martirio entre un número relevante de fieles, que se dirigen a él en sus oraciones y afirman haber obtenido gracias y favores por su intercesión"
Es indudable que a nosotros,los familiares, vecinos que fuimos, amigos y devotos en general nos corresponde extender la fama de martirio del Siervo de Dios Ángel y sobre todo tenerle muy presente como intercesor en nuestras peticiones y, por supuesto publicar las gracias y favores obtenidos por su intercesión.
martes, 30 de noviembre de 2010
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