lunes, 13 de septiembre de 2010

74 ANIVERSARIO

En la madrugada del lunes 21 de septiembre de 1936, Ángel Muñoz de Morales Sánchez Cano, sacerdote coadjutor de la Parroquia de Nuestra Señora de la Estrella de Almadén, fue conducido, junto con cuatro seglares, desde la Cárcel de Almadén al km 17 de la carretera de Almadén a Agudo, hoy N-502, y al llegar a ese punto los cinco fueron fusilados y sus cadáveres quedaron abandonados en el arcén de la carretera y allí permanecieron hasta el 14 de abril de 1939, en que recibieron sepultura en el Cementerio de Almadén. Los laicos que fueron muertos con Ángel eran Fernando Sánchez Grande y los hermanos Pedro, Gustavo y Nivardo Ruiz de Ayllón Moreno.
Ángel se encontraba en su domicilio donde vivía con su madre, viuda, y tres hermanos cuando el viernes 18 a primeras horas de la tarde se presentó un grupo que lo arrestó y de inmediato fue conducido a la cárcel de Almadén. Allí permaneció hasta la madrugada del 21 sin que se le formulara acusación alguna ni hubiera juicio de ningún tipo. La familia se enteró de su muerte cuando en las primeras horas de la mañana del lunes se presentaron en la cárcel para llevarle comida y ropa, como habían hecho los días anteriores después de su detención.
De todos estos hechos se cumplen ahora 74 años.
Ángel tenía 25 años con su afán apostólico intacto y un gran celo y entusiasmo por el ejercicio de su sagrado ministerio tal y como revelan los escritos de homilías y sermones recuperados a su muerte. Su fe y su adhesión irrenunciable a la doctrina de Cristo, le llevaron a aceptar la muerte perdonando a los que se la produjeron. Así lo proclamó el Obispo de la Diócesis de Ciudad Real cuando confirmó el carácter de Mártir de Ángel de forma que desde entonces puede recibir el título de Siervo de Dios.
Junto con otros mártires de la Diócesis se está llevando a cabo el proceso para su beatificación. Para culminar ese proceso hacen falta oraciones, ayudas de todo tipo y testimonios. Estos testimonios lo son tanto de hechos acaecidos durante su vida, como de favores o gracias recibidas por su intercesión.
A familiares, amigos, fieles, solicitamos ese apoyo, mediante esas acciones, para que consigamos entre todos la gracia de su beatificación.

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