El Obispo de Ciudad Rodrigo, Mons. Raúl Berzosa Martínez, ha
publicado en la revista nº 61 de Hispania Martyr y bajo el título que
antecede las siguientes líneas:
"Sé que en estos momentos de
recuperación de la llamada memoria histórica, todo lo que afecte al
periodo de la historia española de los años 30-40, se puede, y de hecho
se tiende, a interpretar en clave política. Por esta razón conviene
puntualizar al menos tres claves para comprender lo que son, y lo que no
son, los mártiores cristianos y el sentido que tiene su posible
beatificación y canonización.
Lo primero y lo más importante que
es necesari subrayar es que dichos mártires son eso: "mártires", es
decir, víctimas totalmente inocentes en una persecución religiosa. Ellos
no eran soldados, ni sindicalistas, ni políticos, ni intelectuales, ni
representaban una ideología beligerante definida. No se les persiguió ni
martirizó por haber iniciado ellos polémica o batalla alguna.
Sencillamente fueron asesinados por ser lo que eran: creyentes
coherentes hasta estar dispuestos a dar la vida por lo que creían.
En
segundo lugar, la Iglesia ha venido beatificando y canonizando mártires
desde el inicio del cristianismo. Por esta razón, a la Iglesia nadie,
desde fuera, le impone un calendario de beatificaciones o
canonizacipones. El ritmo que lleva es doble: por un lado si el declarar
beatos o santos a dichos mártires viene reclamado por el pueblo que les
honra devoción. Y por otro lado, tras una rigurosa investigación si la
Iglesia llega al convencimiento de que dichos mártires merecen tal
categoría. Si estas dos dimensiones (devoción popular e investigación
histórica y rigurosa) reclaman la declaración positiva del martirio
entonces, en la fecha más adecuada se da el paso público y solemne
convirtiendo a los mártires en ejemplos, intercesores y hermanos mayores en la fe para los creyentes de todas las épocas.
La
Iglesia puede, como parece el caso presente, beatificar y canonizar
varios mártires a la vez, como ejemplo colectivo. Con una certeza, para
nosotros, los cristianos no hay muertos. Solo vivos, peregrinando en la
tierra y los que ya han llegado a la Jesusalén celeste. Entre unos y
otros hay comunicación: es la comunión de los santos.
Y tercera clave, en el caso que nos ocupa. La Iglesia en España no desea que los mártires, anteriores a la guerra civil y concomitantes a la misma, sean utilizados como arma arrojadiza contra nadie, ni como bandera o enseña política de nadie.
La Iglesia desea que social y culturalmente, dichos mártires contribuyan a la reconciliación y al recuerdo y memoria de algo dramático que no debe volver a repetirse.
Su ejemplo de heroísmo y generosidad como víctimas inocentes del ayer y estímulo de las víctimas que siguen generándose en otros campos, nos desafía con un mensaje claro y punzante el mal nunca se vence con el mal sino conn el bien. La violencia genera más violencia. Solo el amor y el perdón son creativos y capaces de renovar personas y sociedades."