Es evidente que España, la estructura política del Estado español se encuentra en franca decadencia. La democracia es un espejismo. Las Cortes se encuyentran dominadas por el partido mayoritario y cuando esa mayoría corre el riesgo de quebrantarse se acude a la compra de los votos necesarios para reestablecerla. Los políticos, los ciudadanos que deberían ocuparse de la cosa pública, solo atienden a la supervivencia en sus cargos. Lo mismo sucede con las actuaciones del gobierno. Buscan el aplauso fácil y hacen todo lo posible para beneficiarse de la repercusión que en su imagen puede representar su aparición en los medios de comunicación. Las medidas de gobierno atienden a la demagogia y al más puro populismo. Los debates en el parlamento no son tales: sino cruce de ocurrencias. La Justicia está muy lejos de funcionar aceptablemente. Y esto desde hace mucho tiempo. Sus organos de gobierno están mediatizados por los partidos políticos que propusieron sus nombramientos. Los ciudadanos asistimos asombrados a una convocatoria de huelga por parte de los jueces. ¿ Existe y sirve para algo el Tribunal Constitucional ? Y ¡qué decir de las Autonomías! Reinos de taifas sin control alguno que manejan materias que por sentido comun deberían estar reservadas al Gobierno Central, la Educación por ejemplo, la Sanidad Pública, y otros y que se han convertido en origen de l,os mayores delpilfarros económicos.
Todos están de acuerdo en la necesidad de reformar la Ley Electoral, pero nadie la aborda. (continuará)
viernes, 6 de febrero de 2009
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