viernes, 21 de noviembre de 2014

MÁRTIRES (3) El martirio (2)

(Continuación de los escritos de D. Francisco del Campo Real)

Durante el Pontificado del Papa Benedicto XIV, se elaboraron un conjunto de principios que venían a precisar los que la Iglesia ha venido utilizando para la comprobación canónica del martirio y ha fundamentado en ellos su praxis y decisiones.

En el ámbito de la elaboración teológica se  evidencian dos elementos: el objetivo y el subjetivo.

El elemento objetivo comporta:
1.- que a la amenaza y acciones que pueden causar la muerte siga efectivamente la muerte; y además
2.- que inflijan la muerte una o más personas físicas que se proponen causar la muerte misma.

Constituyen el elemento subjetivo también dos circunstancias;
1.- que el perseguido acoja y sufra el suplicio mortal por amor a la fe con voluntad libre y manifiesta, no solo sin oponer resistencia, sino escogiendo las consecuencias incluso cruentas con suficiente libertad, y consciente de lo que afronta.
2.- que el perseguidor este motivado por razones anticristianas: aversión a Cristo o a la fe, o también a una de las virtudes cristianas.

Los sufrimientos letales y la muerte misma asumen el significado del elemento materia.
Y constituye el elemento formal la acción violenta del perseguidor y la muerte también violenta del perseguido. Así pues, la intención anticristiana del perseguidor se cruza con la consciente fidelidad del perseguido a Cristo y su disponibilidad a todas sus consecuencias que se puedan derivar, hasta la del sacrificio supremo.  

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